Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó; y él
mandó que se le diese de comer.
Lucas 8:55.
Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre.
Lucas 7:15.
Lucas 8:55.
Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre.
Lucas 7:15.
Jesús resucitó a la hija
de Jairo, una niña de doce años, y pidió a sus padres que le diesen de
comer (Lucas 8:41-56). Al igual que la vida física, la vida divina
necesita alimento para desarrollarse, principalmente en los jóvenes en la fe.
Jesús dijo: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios”
(Lucas 4:4). Y el apóstol Pedro escribió: “Desead, como niños recién
nacidos, la leche espiritual no adulterada” (1ª Pedro 2:2). Esta
Palabra nos es indispensable, es el verdadero pan que viene del cielo, el pan
de vida: “Mi Padre os da el verdadero pan del cielo” (Juan 6:32, 35,
58).
Jesús resucitó a Lázaro y lo liberó de lo que le impedía caminar. Él dijo: “Desatadle, y dejadle ir” (Juan 11:38-44). El hijo de Dios debe andar “en vida nueva” (Romanos 6:4). Es libre, y el Espíritu lo conduce. “En otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz” (Efesios 5:8-9).
Jesús resucitó al hijo de la viuda de Naín, el cual se sentó y volvió a hablar (Lucas 7:11- 17). El creyente nacido de nuevo es testigo de Aquel que lo llamó a la vida. Puede decir a sus familiares todo lo que Dios hizo por él (Marcos 16:15; Lucas 8:39). No dudemos, ¡tenemos una Buena Noticia que anunciar! La vida que Jesús nos da es vida entre los muertos; ahora él nos llama a vivir “extendiendo a todos la palabra de vida” (Filipenses 2:16, V. M.).
Jesús resucitó a Lázaro y lo liberó de lo que le impedía caminar. Él dijo: “Desatadle, y dejadle ir” (Juan 11:38-44). El hijo de Dios debe andar “en vida nueva” (Romanos 6:4). Es libre, y el Espíritu lo conduce. “En otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz” (Efesios 5:8-9).
Jesús resucitó al hijo de la viuda de Naín, el cual se sentó y volvió a hablar (Lucas 7:11- 17). El creyente nacido de nuevo es testigo de Aquel que lo llamó a la vida. Puede decir a sus familiares todo lo que Dios hizo por él (Marcos 16:15; Lucas 8:39). No dudemos, ¡tenemos una Buena Noticia que anunciar! La vida que Jesús nos da es vida entre los muertos; ahora él nos llama a vivir “extendiendo a todos la palabra de vida” (Filipenses 2:16, V. M.).
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