sábado, 20 de julio de 2013

UNA UNICA PALABRA



En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios… Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
Juan 1:1, 3

La gloria de Cristo es el conjunto de todas sus perfecciones, entre las cuales hay, por ejemplo, su poder, su santidad, su justicia y su amor.
El poder de Cristo puede manifestarse de muchas maneras. Es tan grande que una palabra bastó para crear el mundo de la nada (Génesis 1). “Él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió” (Salmo 33:9). Quizás olvidamos que, si todo fue hecho por Cristo, el Verbo (Juan 1:3), hoy él también “sustenta todas las cosas con la palabra de su poder” (Hebreos 1:3). “Todas las cosas en él subsisten” (Colosenses 1:17). Sin el poder de Dios en actividad permanente, el Universo no podría subsistir.
Además, llegará un día en el que Cristo, mediante su palabra, juzgará a los que no creen en Él y destruirá esta primera creación para reemplazarla por nuevos cielos y nueva tierra. “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más” (Apocalipsis 21:1). El Universo que existe actualmente desaparecerá: “Los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas” (2 Pedro 3:10).
Pero antes de que llegue ese día, Cristo vendrá a buscar a aquellos que hayan creído en su nombre para ser salvos. Los llamará a todos con autoridad, estén muertos o vivos. Les dará un cuerpo glorificado parecido al suyo y los introducirá en el cielo, en la casa del Padre, donde estarán para siempre con él.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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