Plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido.
Romanos 4:21
Si tú le buscares, lo hallarás.
1 Crónicas 28:9
Desde su infancia, Roberto acompañaba a sus padres
a las reuniones cristianas. A medida que el tiempo pasaba se sentía
menos motivado; decía que había otras religiones, entonces cómo podía
saber si la de sus padres era la buena. Además, decía que cuanto más
fiel se es a una religión, más se practica, y más difícil es salir de
ella. También pensaba que los líderes religiosos están tan seguros de
tener la verdad, que a la mínima duda nos ponen en «el camino correcto»
mediante explicaciones que no podemos contradecir, por falta de
conocimiento, incluso si no nos satisfacen totalmente.
A pesar de ello, Roberto continuó leyendo la Biblia. El ejemplo de la conversión de Pablo le llamó la atención. Judío, seguidor de las enseñanzas de los maestros de la ley, fiel y activo para defender su fe, Pablo podía creer que estaba en el camino correcto. Pero un día el Señor Jesús se le reveló de manera tan clara que ya no hubo lugar a dudas (Hechos 9:1-22).
Este ejemplo puso fin a su confusión. Roberto quedó convencido de que si Dios está vivo, se da a conocer, según su promesa, a aquellos que lo buscan sinceramente. Comprendió que debía buscar no una religión, sino una verdadera relación con Dios. Solo su Palabra podía permitir que lo conociese, solo ella podía responder a las necesidades de su alma.
“Cercano está el Señor a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de veras” (Salmo 145:18).
“Aprende pues, hoy, y reflexiona en tu corazón que el Señor es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y no hay otro” (Deuteronomio 4:39).
A pesar de ello, Roberto continuó leyendo la Biblia. El ejemplo de la conversión de Pablo le llamó la atención. Judío, seguidor de las enseñanzas de los maestros de la ley, fiel y activo para defender su fe, Pablo podía creer que estaba en el camino correcto. Pero un día el Señor Jesús se le reveló de manera tan clara que ya no hubo lugar a dudas (Hechos 9:1-22).
Este ejemplo puso fin a su confusión. Roberto quedó convencido de que si Dios está vivo, se da a conocer, según su promesa, a aquellos que lo buscan sinceramente. Comprendió que debía buscar no una religión, sino una verdadera relación con Dios. Solo su Palabra podía permitir que lo conociese, solo ella podía responder a las necesidades de su alma.
“Cercano está el Señor a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de veras” (Salmo 145:18).
“Aprende pues, hoy, y reflexiona en tu corazón que el Señor es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y no hay otro” (Deuteronomio 4:39).
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