jueves, 4 de mayo de 2017

¿POR QUÉ LA PRUEBA?

 
Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo.
Santiago 5:11
 
 
Una persona mayor, que había pasado por muchos sufrimientos en su vida, me dijo: «Sabe, los que todavía no han tenido pruebas, es mejor que se vayan preparando».
Tarde o temprano todos pasamos por momentos difíciles, preocupaciones, tristezas, duelo... Esos sufrimientos producen reacciones muy diferentes según las personas.
Dios permite el sufrimiento... pero el creyente sabe que Dios lo ama y desea su bien. El libro de Job nos presenta a un creyente que había perdido todo: sus hijos, sus bienes y su salud. El último capítulo muestra qué aprendió Job en medio del sufrimiento:
–“Yo conozco que todo lo puedes...” (Job 42:2). Ahora Job mide su pequeñez ante Dios.
–“Yo hablaba lo que no entendía; cosas demasiado maravillosas para mí” (v. 3). Con humildad reconoció la sabiduría del plan divino hacia él.
–“Oye, te ruego... tú me enseñarás” (v. 4). Deseaba estar atento a lo que Dios quería enseñarle.
–“Ahora mis ojos te ven” (v. 5). Mediante la prueba aprendió a conocer realmente al Señor.
–“Por tanto me aborrezco...” (v. 6). Reconoce y confiesa que en su ser interior no todo está conforme a la voluntad de Dios.
Las pruebas que Job tuvo que atravesar en su vida tenían como objetivo mostrarle que el Señor “es muy misericordioso y compasivo”.
Aprendamos a ver a Dios cuando el dolor invade nuestro horizonte. Él quiere llevarnos a su luz, recordarnos nuestra fragilidad y cuánto necesitamos su gracia.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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