lunes, 29 de mayo de 2017

JESÚS HABLA A LAS MUJERES - "NO LLORES"

He aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda... Cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores.

Lucas 7:12-13

Nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio.

2 Timoteo 1:10
 Lucas 7:11-17 

Ella caminaba lentamente tras el ataúd. A su alrededor todo el mundo, consternado, mostraba su compasión hacia esta viuda que enterraba a su hijo único. ¡Para este joven la vida se había detenido...! Otra multitud, de la que formaban parte Jesús y sus discípulos, se acercaba a la puerta de la ciudad de Naín. El séquito de la vida se cruzaba con el de la muerte. ¡En medio de este encuentro, la vida iba a triunfar!
¿Cuál fue la primera palabra que Jesús, lleno de compasión, dirigió a esta madre? “No llores”. Luego se acercó y tocó el ataúd. Los que lo llevaban se detuvieron, y Jesús dijo al muerto: “Joven, a ti te digo, levántate”. El muerto se levantó, se sentó y empezó a hablar. En seguida un temor reverente sobrecogió a los espectadores.
Jesús “lo dio a su madre”. Para los testigos de aquel acontecimiento, esa resurrección era una señal. Comprendieron que Dios había venido a ayudar a su pueblo, y que Jesús era un gran profeta. Este acontecimiento fue el evento del día; todo el mundo habló de él en la región.
Así, el gozo que tomó el lugar de la tristeza de esta mujer se convirtió en una alegría para muchos. Jesús efectuó otras resurrecciones durante su vida, pero la primera fue la del hijo de una viuda anónima. La resurrección de su hijo no dependía del grado de fe de esta viuda, sino del amor de Jesús. ¡Todavía hoy el Señor se compadece especialmente de las viudas!

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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