martes, 16 de mayo de 2017

UNA DECISIÓN DIFÍCIL

 
No seas sabio en tu propia opinión; teme al Señor, y apártate del mal.
Proverbios 3:7
El temor del hombre pondrá lazo; mas el que confía en el Señor será exaltado.
Proverbios 29:25
 
 
La historia de Abdías (1 Reyes 18) tuvo lugar en Israel en el siglo 10 antes de Cristo. Los tiempos eran difíciles: Acab, un rey malo, gobernaba el país, y la reina Jezabel, una pagana, perseguía a los profetas de Dios. Además, la sequía asolaba el país desde hacía tres años. Pero Abdías era un creyente temeroso de Dios. Ocupaba la alta posición de gobernador del palacio real. No aprobaba la política del rey y se dedicó a velar sobre los siervos de Dios. Gracias a él, cien de entre ellos fueron librados de la muerte.
A pesar de esto, cuando Abdías encontró a Elías, el profeta de Dios, este último no le hizo ningún elogio y más bien se mostró frío. ¿Por qué?
Abdías temía a Dios, es cierto, pero su carrera profesional estaba antes que su celo por los intereses de Dios. No tenía la valentía de afirmar su fe ante Acab, ese rey impío, idólatra y perseguidor. Hubiese tenido que abandonar su alta posición social, renunciar a sus privilegios materiales e incluso arriesgar su vida para desligarse del mal. Pero su piedad no iba hasta allí. En cierto modo, su miedo a desagradar a su jefe era mayor que el de desagradar a Dios.
Podemos hallarnos en una situación similar y dejar en segundo plano los intereses de Dios para conservar un privilegio o una posición en el mundo. Pidamos al Señor que nos ayude a tomar una decisión por él. La Biblia nos dice: “Mejor es lo poco con el temor del Señor, que el gran tesoro donde hay turbación” (Proverbios 15:16).

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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