… Cuando me acuerde de ti en mi lecho, cuando medite
en ti en las vigilias de la noche. Porque has sido mi socorro, y así en la
sombra de tus alas me regocijaré.
Salmo
63:6-7
Al Señor busqué en el día de mi angustia… Mi alma rehusaba consuelo. Me acordaba de Dios…
Salmo
77:2-3
¿Cómo
conseguir una Biblia en la cárcel? En ciertos países, muchos cristianos,
prisioneros por su fe, tuvieron que conformarse con los versículos que recordaban.
A menudo los recitaban entre ellos y así
pudieron reconstruir algunas partes de la Biblia. El siguiente testimonio es el de una creyente
detenida en un país totalitario:
«Después del trabajo, algunas mujeres se acercaban a las prisioneras que eran conocidas por su fe. Nos pedían con insistencia que les recitásemos los textos de la Biblia que recordábamos, pues tenían sed de mensajes de esperanza, de consolación y de vida. No teníamos Biblia. Nosotras mismas la necesitábamos más que el pan. ¡Cómo deseaba haber aprendido más versículos bíblicos de memoria! Cada día repetíamos los pasajes ya memorizados.
Algunas creyentes habían memorizado cuidadosamente largos pasajes de la Biblia, cuando todavía estaban libres, pensando que pronto les llegaría su turno. Así fue como llevaron tesoros a la cárcel.
A veces ciertas prisioneras se peleaban violentamente. Nosotras, acostadas en nuestros colchones de paja, volvíamos a encontrar, grabados en nuestra memoria, esos pasajes que nos ayudaban a orar y a pensar en nuestro Dios durante las largas noches de insomnio. También compartíamos con las nuevas prisioneras lo que habíamos aprendido. Así fue como una Biblia no escrita circulaba por todas las cárceles del país, llevando paz y consuelo».
«Después del trabajo, algunas mujeres se acercaban a las prisioneras que eran conocidas por su fe. Nos pedían con insistencia que les recitásemos los textos de la Biblia que recordábamos, pues tenían sed de mensajes de esperanza, de consolación y de vida. No teníamos Biblia. Nosotras mismas la necesitábamos más que el pan. ¡Cómo deseaba haber aprendido más versículos bíblicos de memoria! Cada día repetíamos los pasajes ya memorizados.
Algunas creyentes habían memorizado cuidadosamente largos pasajes de la Biblia, cuando todavía estaban libres, pensando que pronto les llegaría su turno. Así fue como llevaron tesoros a la cárcel.
A veces ciertas prisioneras se peleaban violentamente. Nosotras, acostadas en nuestros colchones de paja, volvíamos a encontrar, grabados en nuestra memoria, esos pasajes que nos ayudaban a orar y a pensar en nuestro Dios durante las largas noches de insomnio. También compartíamos con las nuevas prisioneras lo que habíamos aprendido. Así fue como una Biblia no escrita circulaba por todas las cárceles del país, llevando paz y consuelo».
© Editorial La Buena Semilla, 1166
PERROY (Suiza)
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