viernes, 8 de febrero de 2013

“No volverá más a su casa” (Job 7:10)



Si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la harías? ¿Cuánto más, diciéndote: Lávate, y serás limpio?
2 Reyes 5:13


De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren (en Jesucristo), recibirán perdón de pecados por su nombre.
Hechos 10:43

La noticia se difundió rápidamente por todo el pueblo: «El señor B. ha muerto».  Entonces surgió todo tipo de comentarios: «No iba a la iglesia, pero sí era bautizado».
La Biblia dice: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo” (Marcos 16:16).  Por sí solo el bautismo, sin la fe, no salva.
«Le gustaba ayudar a los demás.  Dios lo tendrá en cuenta».  Pero la Biblia dice: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe… no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9).  Nadie será salvo por sus obras o por su buen comportamiento.
«Yo conocí a sus abuelos; eran creyentes, y oraban mucho por él.  Ahora nos toca a nosotros orar por su alma».  Sin embargo, está escrito: “Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, ni dar a Dios su rescate (porque la redención de su vida es de gran precio, y no se logrará jamás)” (Salmo 49:7-8).  La fe de los padres, abuelos o amigos no salva a nadie.  Durante nuestra vida en la tierra es cuando tenemos que ponernos en regla con Dios.
«Es falso decir que Dios es tan estricto».  “Dios es amor” (1 Juan 4:8).  Sí, Dios ama al pecador, pero no soporta el pecado: “Muy limpio eres de ojos para ver el mal” (Habacuc 1:13).  Todos los que mueran en sus pecados serán juzgados según sus obras (Apocalipsis 20:12).  Pero aún hoy, el Dios de amor ofrece gratuitamente su gracia y el perdón a todo el que se arrepiente y cree en Jesucristo.

© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

No hay comentarios: